DANZA EN EL RENACIMIENTO
Cronología
Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos, XV y XVI.
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento:
- La primera tiene como espacio cronológico todo el siglo XV, es el denominado Quattrocento, y comprende el Renacimiento temprano que se desarrolla en Italia.
- La segunda, afecta al siglo XVI, se denomina Cinquecento, y su dominio artístico queda referido al Clasicismo o Renacimiento pleno, que se centra en el primer cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras del Renacimento en las artes: Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte renacentista. Este periodo desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que conforma el Manierismo, que dura hasta el final del siglo XVI.
Mientras que en Italia se estaba desarrollando el Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el Gótico en sus formas tardías, situación que se va a mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del siglo XVI.
Danza
La danza fue un arte social, una forma de comunicación, pero también un símbolo de distinción que obtuvo un gran favor en las cortes más distinguidas de Europa. Por ello, los compositores, partiendo muchas veces de motivos de danzas populares, reelaboraron sus melodías y les dieron un carácter eminentemente instrumental, lo cual favoreció el desarrollo de la escritura para instrumentos; tanto fue así, que en el siglo XVII, las danzas conformaron la suite, una de las formas distintivas del Barroco.
Dado que la música de la Edad Media fue eminentemente de carácter vocal, y que las técnicas instrumentales eran todavía inmaduras en el último tercio del siglo XV, el repertorio renacentista instrumental se abasteció de la trascripción de danzas. Aunque poco a poco nacieron obras específicamente destinadas a un instrumento, la mayoría de colecciones destinadas a éstos, a los que hay que añadir el laúd y la vihuela, carecían de un repertorio propio, por lo que la recreación de danzas a tres y cuatro partes fue muy usual.
Teniendo en cuenta la función social de la danza y el auge del arte profano durante el Renacimiento, es fácil deducir la importancia que adquirieron las colecciones de danzas, numerosísimas a lo largo de todo el siglo XVI. La libertad de su instrumentación –dos flautas y dos violas, o bien una flauta, un cornetto, un laúd y una viola, y así hasta un sinfín de combinaciones-, unida a la belleza y a una gran movilidad, las hicieron preferidas del público.