sábado, 6 de diciembre de 2014

Anabasis Jenofonte DANZAS GUERRERAS

 



 ANABASIS DE JENOFONTE:
  
El relato de la Anábasis de Jenofonte nos ha dejado multitud de curiosidades, desde pueblos que habitaban en casas de arquitectura subterránea como en Derinkuyu, a otras ciudades  importantes y de las cuales solo quedaban ruinas. Pues gracias a su testimonio conocemos bailes típicos de Tracia y Grecia, muy curiosos y vistosos.









El motivo de dichas danzas fue que en su retirada, en el territorio de Paflagonia, debido al saqueo que estaba sufriendo la satrapía, el gobernador, Coritas, envió una embajada para proponer un pacto de no agresión mutua. Estos fueron bien recibidos, y se les montó un banquete tras inmolar a sus dioses unos bueyes. Mientras comían  y bebían los soldados griegos les deleitaron con sus danzas autóctonas. Jenofonte las narró así: 

“Bailaban al son de la flauta con sus armas, dando grandes saltos con mucha ligereza y moviendo las espadas. Finalmente, uno pegó al otro y éste cayó con mucho artificio hasta salir cantando a Sitalcas.
 Más tarde se levantaban unos emanos y magnetos que bailaban con sus armas la danza llamada Carpea. Uno de ellos la bailaba después de haber puesto en tierra junto a sí las armas, sembrando  y conduciendo el arado. Entonces un bandido corre a sus armas y lucha contra él al compás de la flauta. Por fin, el bandido ata al labrador y se lo lleva con el arado. Otras veces es el labrador quien atándole al otro las manos atrás, le hace marchar uncido con los bueyes.
 A veces entraba un misio con un escudo ligero en cada mano y se ponía a bailar  como si tuviese que defenderse contra dos enemigos giraba sobre sí mismo y daba una voltereta sin soltar los escudos. Era un bello espectáculo. Acabó bailando la danza de los persas golpeando un escudo contra otro; se ponía en cuclillas y se levantaba. Los paflagonios se admiraron mucho de ver que todas estas danzas las hacían hombres armados. Y el misio introdujo a una esclava bailarina vestida muy vistosa y con un escudo en la mano que la bailó con gran soltura.”


Estas danzas eran frecuentes en aquella época entre guerreros, bandidos o incluso campesinos y muy significativas en su folklore.

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